De los profundos y recónditos paisajes de Ethos Utópicos, nació un personaje, el Arlequín Partisano, hijo de Dios Momo y de la intrépida Paideia, empezó su periplo por el mundo de la educación, asumiéndola como un arma para cambiar el mundo. ​

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El apelativo Partisano evoca a las guerrillas que históricamente han enfrentado al poder. Esta cualidad acompaña al sobrenombre Arlequín, que hace alusión al Carnaval, fiesta pagana y hereje, contestataria, irreverente; como una ruptura epistemológica y estructural contra la hegemonía reinante.

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Así, el carnaval, arte, creación e irreverencia, se constituye como un arma para transformar la educación, hacer de esta una fiesta, en la que todas y todos, puedan disfrutar en un escenario de justicia e igualdad, de absoluta dignidad.

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El fabricante es un maestro, que cree firmemente en contribuir a transformar la vida, innovando la educación

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